Dr. Denis Sánchez
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Basado en 400 reseñas de pacientes
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  • Excelente médico, muy profesional. Una atención calida y muy amable. Tiene lo último en tecnología para los diferentes tratamientos. Realiza... Leer más

    Rafaela Casis Avatar Rafaela C.
    22 de octubre de 2025
  • Buen médico 👏🏻excelente

    Wellington Tovar Avatar Wellington T.
    21 de octubre de 2025
  • Execelente atención buen servicio satisfecha buen Doctor ☺️

    Carolina Bone Avatar Carolina B.
    8 de octubre de 2025
  • Muy buena su atención.

    ELIG JARA Avatar ELIG J.
    8 de octubre de 2025
  • Excelente profesional, atención 10/10. Recomiendo mucho al doctor Denis Sánchez por su excelente y valiosa atención médica.

    Cecilia Saltos Avatar Cecilia S.
    2 de octubre de 2025
  • Excelente profesional 👏 muy recomendado

    Diana Ardila Avatar Diana A.
    30 de septiembre de 2025
  • Excelente !!

    GISSELA BARRERA Avatar GISSELA B.
    26 de septiembre de 2025
  • Muy profesional, agradable y delicado

    Camila Espitia Avatar Camila E.
    25 de septiembre de 2025

La menstruación es un proceso natural y vital en la vida de toda mujer, pero para muchas adolescentes en Ecuador sigue siendo un tema rodeado de mitos, vergüenza y barreras. La falta de educación menstrual, el acceso limitado a productos de higiene y la escasa comunicación abierta entre adultos y jóvenes dificultan una vivencia saludable del ciclo menstrual.

Desafíos comunes en Ecuador

1. Desinformación y mitos

Muchas adolescentes ecuatorianas comienzan a menstruar sin una comprensión básica de lo que está ocurriendo en su cuerpo. En algunas zonas rurales, las creencias erróneas aún predominan, como pensar que la menstruación “ensucia” o que es un tema del que no se debe hablar. Esto puede generar ansiedad, miedo o rechazo hacia su propio cuerpo.

2. Acceso limitado a productos de higiene menstrual

En sectores de bajos recursos, algunas adolescentes no pueden adquirir toallas sanitarias, tampones o copas menstruales, recurriendo a métodos poco higiénicos como trapos o papel periódico. Esta situación no solo pone en riesgo su salud, sino que también afecta su autoestima y asistencia escolar.

3. Ausentismo escolar

La falta de baños adecuados, privacidad y productos menstruales en escuelas provoca que muchas niñas se ausenten durante sus periodos. Esto impacta negativamente en su rendimiento académico y refuerza la idea de que la menstruación es una carga.

4. Dolor menstrual y trastornos no diagnosticados

Adolescentes que sufren de dismenorrea intensa, sangrados abundantes o ciclos irregulares muchas veces no consultan a un especialista. Esto impide detectar afecciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o endometriosis en etapas tempranas, cuando el tratamiento puede ser más efectivo.

Soluciones desde la salud, la familia y la educación

Educación menstrual integral

Incluir contenidos sobre menstruación en programas educativos formales, desde una perspectiva científica y libre de tabúes, es fundamental. También es importante capacitar a docentes y padres para acompañar a las adolescentes con información clara y empática.

Acceso equitativo a productos de higiene

Promover iniciativas públicas y privadas que faciliten productos menstruales gratuitos en escuelas, centros de salud y comunidades vulnerables puede marcar una gran diferencia. También se deben fomentar alternativas sostenibles como las copas menstruales o toallas reutilizables.

Consultas ginecológicas tempranas

Acudir a un especialista desde la adolescencia permite detectar irregularidades a tiempo y acompañar los cambios hormonales propios de esta etapa. Además, fortalece la confianza de las jóvenes en su cuerpo y en los profesionales de salud.

Comunicación abierta en casa

Hablar de la menstruación en familia, sin censura ni vergüenza, ayuda a que las adolescentes vivan su ciclo de forma natural. La orientación de madres, padres o tutores es clave para derribar el estigma y generar espacios de confianza.

Conclusión

La salud menstrual de las adolescentes ecuatorianas no debe ser un privilegio, sino un derecho. Acompañarlas con información, apoyo emocional, acceso a productos y atención médica puede transformar su relación con el cuerpo y mejorar su calidad de vida. Como ginecólogo, invito a las familias a ver la primera menstruación como una oportunidad para educar, cuidar y empoderar.