Un hallazgo que preocupa a la comunidad médica
La deficiencia de vitamina D, un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo, está siendo relacionada cada vez más con complicaciones graves durante el embarazo. Un reciente metaanálisis publicado en la revista The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (JCEM, 2025), que incluyó a más de 12.000 mujeres embarazadas de tres continentes, concluye que los bajos niveles de esta vitamina aumentan significativamente el riesgo de preeclampsia, diabetes gestacional, parto prematuro y bajo peso al nacer.
Los resultados han encendido las alarmas entre especialistas de obstetricia y salud materna, quienes subrayan la necesidad de reforzar las estrategias de prevención nutricional y suplementación en embarazadas, particularmente en regiones con alta prevalencia de déficit de vitamina D.
La vitamina del sol: un nutriente clave en la gestación
Conocida popularmente como la “vitamina del sol”, la vitamina D cumple funciones esenciales para la salud de la madre y el bebé:
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Favorece la absorción de calcio y fósforo, fundamentales para la formación ósea fetal.
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Regula el sistema inmune, reduciendo la susceptibilidad a infecciones.
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Contribuye a un mejor metabolismo de la glucosa, previniendo la diabetes gestacional.
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Protege el endotelio vascular, reduciendo el riesgo de hipertensión y preeclampsia.
Aunque la exposición solar es una fuente natural de vitamina D, factores como la vida urbana en interiores, el uso frecuente de bloqueador solar, la pigmentación de la piel y las dietas poco variadas hacen que la deficiencia sea un problema global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.000 millones de personas en el mundo tienen niveles insuficientes de esta vitamina.
Los resultados del estudio internacional
El análisis publicado en JCEM recopiló datos de ensayos clínicos y estudios de cohorte realizados en Europa, América y Asia. Entre los hallazgos más relevantes:
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Las mujeres embarazadas con deficiencia de vitamina D tenían un 30 % más de riesgo de desarrollar preeclampsia.
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El riesgo de diabetes gestacional aumentaba en un 25 %.
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Se observó un 20 % más de partos prematuros en comparación con mujeres con niveles adecuados.
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Los recién nacidos presentaban un riesgo 18 % mayor de bajo peso al nacer.
Los investigadores concluyen que la evaluación rutinaria de vitamina D durante el embarazo debería ser considerada como parte del cuidado prenatal en todos los sistemas de salud.
Opiniones de especialistas
En declaraciones recogidas por los autores del estudio, la doctora Maria Bustamante, endocrinóloga en la Universidad de Harvard, señaló:
“La deficiencia de vitamina D en el embarazo es un problema subestimado. No hablamos solo de huesos, sino de complicaciones potencialmente mortales como la preeclampsia. Detectar a tiempo y corregir el déficit puede salvar vidas”.
El Dr. Denis Sánchez, ginecólogo en Quito, añade desde la práctica clínica en Ecuador:
“A pesar de vivir en una región con abundante radiación solar, muchas pacientes presentan niveles bajos de vitamina D. Esto se debe a factores de estilo de vida, alimentación y falta de exposición solar directa. Por eso recomendamos pruebas de laboratorio en el embarazo y, cuando es necesario, suplementación personalizada bajo control médico”.
Una problemática global
La prevalencia de la deficiencia de vitamina D varía según la región:
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En Europa, se estima que el 40 % de la población presenta déficit en invierno.
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En América Latina, estudios reportan entre un 25 y 50 % de mujeres embarazadas con niveles insuficientes.
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En Asia y Medio Oriente, las cifras son aún mayores, alcanzando hasta el 70 % en algunos países, debido a la baja exposición solar por factores culturales y climáticos.
Este panorama evidencia que se trata de un problema global de salud materno-infantil, que requiere acciones coordinadas de salud pública, desde campañas educativas hasta programas de suplementación dirigidos.
Recomendaciones para embarazadas
Los especialistas coinciden en que no todas las mujeres necesitan suplementación de forma rutinaria, pero sí deben considerarse ciertos factores de riesgo:
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Dieta pobre en lácteos, pescados grasos o alimentos fortificados.
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Poca exposición solar (vida urbana, trabajo en interiores, uso constante de bloqueador).
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Embarazos múltiples.
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Antecedentes de hipertensión, diabetes o partos prematuros.
En estos casos, la suplementación con vitamina D debe ser indicada siempre por un médico, ya que el exceso también puede ser dañino para la madre y el bebé.
Conclusión
El nuevo estudio aporta evidencia sólida de que la deficiencia de vitamina D es un factor de riesgo real y prevenible en complicaciones obstétricas. La recomendación global es clara: detectar, monitorizar y corregir los niveles de vitamina D durante el embarazo debería convertirse en parte estándar del control prenatal.
La ciencia confirma que un gesto tan sencillo como una prueba de laboratorio y, de ser necesario, un suplemento bien indicado, puede marcar la diferencia entre un embarazo de riesgo y uno saludable.