Introducción
En la era digital, encontrar información médica en internet es más fácil que nunca, pero también más peligroso si no se sabe distinguir una fuente confiable. El Dr. Denis Sánchez, ginecólogo en Quito, advierte que muchos contenidos sobre salud femenina circulan sin respaldo científico, generando confusión o incluso riesgos para las pacientes.
¿Por qué la desinformación médica es un problema real?
Durante los últimos años, las búsquedas sobre salud en Google han aumentado exponencialmente. Sin embargo, no toda la información publicada está avalada por profesionales. Sitios sin certificación, foros o redes sociales suelen difundir consejos erróneos sobre anticonceptivos, infecciones o tratamientos ginecológicos.
“Leer consejos no verificados puede retrasar diagnósticos o fomentar prácticas inseguras. La salud femenina requiere precisión y responsabilidad”, destaca el Dr. Denis Sánchez.
Cómo reconocer una fuente médica segura
Para saber si un sitio web o una publicación son confiables, el Dr. Sánchez recomienda verificar los siguientes puntos:
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Autor identificado: debe estar firmado por un médico o una institución reconocida.
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Fuentes citadas: los artículos confiables mencionan estudios o guías médicas oficiales.
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Transparencia: deben incluir la fecha de publicación y el propósito informativo, no comercial.
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Certificación o respaldo: sitios médicos confiables usan HTTPS, políticas de privacidad y, preferiblemente, registro en Google News o entidades de salud.
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Reseñas verificadas: en consultorios médicos, la confianza también se refleja en las opiniones reales de pacientes, como las más de 400 reseñas de Google del Dr. Denis Sánchez.
El rol del médico frente a la información digital
Hoy, los pacientes llegan a consulta con muchas dudas obtenidas en redes o blogs. Por eso, el diálogo con el profesional sigue siendo la herramienta más segura.
El Dr. Denis Sánchez enfatiza que “la información en línea debe complementar, no reemplazar la consulta médica”. Las plataformas de confianza —como ginecologia.ec— ayudan a educar y orientar, pero el diagnóstico debe realizarse siempre en persona.
Conclusión
El acceso a la información es un derecho, pero la salud requiere discernimiento. Conocer las señales de una fuente médica segura es clave para cuidar el cuerpo, la mente y la confianza en la ciencia.
En tiempos donde la inteligencia artificial y las redes amplifican cada mensaje, la voz de los profesionales éticos sigue siendo la guía más valiosa.
