Un número creciente de mujeres jóvenes está enfrentando episodios recurrentes de Candidiasis vaginal que no responden a los tratamientos antimicóticos convencionales, advierten especialistas en salud femenina. Esta infección, causada por el hongo Candida, suele ser tratada con óvulos, cremas vaginales o comprimidos orales, pero en algunos casos las pacientes desarrollan resistencia, lo que prolonga los síntomas y afecta su calidad de vida personal, sexual y emocional.
Un problema en aumento silencioso
Estudios recientes estiman que hasta un 8 % de las mujeres en edad reproductiva sufre candidiasis vaginal recurrente, definida como cuatro o más episodios al año. Aunque tradicionalmente se consideraba una infección de curso agudo, cada vez más consultorios reportan casos crónicos y resistentes a fármacos habituales como el fluconazol.
“Estamos viendo pacientes de entre 20 y 35 años con infecciones que vuelven una y otra vez, incluso tras tratamientos prolongados y combinados. Esto no solo afecta su salud física, sino también su bienestar emocional y sexual”, señala el Dr. Denis Sánchez, ginecólogo en Quito.
La persistencia de los síntomas —ardor, flujo espeso, picazón intensa— interfiere con el sueño, las relaciones sexuales y la autoestima de las pacientes, muchas de las cuales se sienten frustradas y desanimadas ante cada recaída.
Factores detrás de la resistencia
Los especialistas identifican varias causas que podrían explicar el aumento de infecciones resistentes:
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Uso frecuente o inadecuado de antimicóticos sin prescripción médica.
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Cambios hormonales (embarazo, anticonceptivos, síndrome premenstrual severo).
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Alteraciones de la microbiota vaginal tras tratamientos antibióticos prolongados.
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Déficit inmunitario o estrés crónico que reduce las defensas locales.
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Cepas emergentes de Candida menos sensibles a los fármacos tradicionales.
“Cuando los medicamentos dejan de hacer efecto, no basta con cambiar de marca o de presentación. Es necesario replantear el enfoque terapéutico desde cero”, explica el Dr. Sánchez.
Nuevas alternativas: el láser ginecológico
Ante este escenario, diversas clínicas especializadas en salud íntima están incorporando el láser ginecológico de baja intensidad como parte de sus protocolos personalizados para casos crónicos o resistentes.
Se trata de una tecnología ambulatoria, indolora y mínimamente invasiva que busca:
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Reducir la carga de hongos resistentes presentes en la mucosa vaginal.
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Regenerar el epitelio dañado, favoreciendo la cicatrización de los tejidos afectados por la inflamación crónica.
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Restablecer el equilibrio del pH y la microbiota, creando un entorno menos propicio para la proliferación de Candida.
“El láser no reemplaza al tratamiento farmacológico, pero puede potenciar su eficacia y disminuir significativamente las recaídas en pacientes que han probado todo sin éxito”, destaca el Dr. Sánchez, quien ha aplicado este enfoque con resultados positivos en múltiples pacientes en Quito.
Importancia del diagnóstico preciso y seguimiento
Los especialistas insisten en que antes de optar por terapias avanzadas se debe realizar un diagnóstico microbiológico confirmado. En muchos casos, síntomas similares a la candidiasis pueden ser provocados por otras infecciones vaginales (bacterianas, virales o mixtas), por lo que es indispensable descartar esas posibilidades.
Además, recomiendan:
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Evaluar los factores predisponentes individuales de cada paciente (hormonales, inmunológicos y de estilo de vida).
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Evitar la automedicación, que puede empeorar la resistencia.
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Incluir estrategias de prevención a largo plazo, como probióticos vaginales o cambios en hábitos de higiene y ropa íntima.
“Lo más importante es que las pacientes no normalicen los síntomas persistentes. Consultar a tiempo con un ginecólogo especializado puede marcar la diferencia entre vivir con dolor constante y recuperar la salud íntima”, enfatiza el Dr. Sánchez.
Impacto en la salud y la calidad de vida
Más allá de los síntomas físicos, los especialistas advierten que la candidiasis recurrente genera afectación emocional, ansiedad y problemas en la vida sexual de pareja. Muchas mujeres terminan por evitar el contacto íntimo por miedo al dolor, lo que deteriora su relación y su autoestima.
Por eso, los profesionales hacen un llamado a romper el estigma que rodea a estas infecciones, promover la educación en salud íntima y facilitar el acceso a opciones terapéuticas innovadoras como el láser ginecológico.