Un avance que podría transformar el control prenatal
Un grupo internacional de científicos ha desarrollado una prueba sanguínea capaz de detectar signos tempranos de preeclampsia semanas antes de que aparezcan los síntomas clínicos. El hallazgo, publicado recientemente en la Revista Nature Medicine, podría revolucionar el control prenatal y reducir significativamente las complicaciones asociadas a esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la preeclampsia afecta aproximadamente al 5-8 % de los embarazos a nivel mundial y constituye una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna y perinatal, especialmente en países de ingresos medios y bajos.
“Disponer de una prueba que identifique el riesgo de preeclampsia antes de que la presión arterial se eleve podría cambiar radicalmente la manera en que manejamos el embarazo”, indicó la doctora Laura Magee, especialista en medicina materno-fetal y coautora del estudio.
Cómo funciona la nueva prueba
La prueba analiza biomarcadores específicos presentes en la sangre materna desde el primer trimestre del embarazo. Se basa en un panel de proteínas angiogénicas y antiangiogénicas, cuyos niveles anormales se asocian con el desarrollo posterior de preeclampsia.
Actualmente, el tamizaje de preeclampsia se basa principalmente en la medición de la presión arterial, el historial clínico y, en algunos centros especializados, el análisis Doppler de arterias uterinas. Sin embargo, estos métodos suelen detectar la enfermedad cuando ya ha comenzado a manifestarse.
“La gran diferencia es que esta prueba no busca síntomas, sino señales biológicas silenciosas que preceden a la enfermedad”, explica el artículo en Nature Medicine.
Comparación con los métodos actuales
El diagnóstico actual de preeclampsia depende de la aparición de hipertensión arterial y proteinuria después de la semana 20 de gestación. En cambio, esta prueba sanguínea podría identificar a mujeres en riesgo ya en el primer trimestre, lo que permitiría iniciar medidas preventivas como el uso de Aspirina en dosis bajas de forma más dirigida.
El ginecólogo obstetra Denis Sánchez, especialista en embarazo de alto riesgo en Quito, destaca la importancia de esta innovación:
“Una detección temprana permitiría individualizar el uso de aspirina profiláctica, evitando tanto su uso innecesario como el retraso en pacientes que realmente lo necesitan. Es un paso clave hacia un tamizaje más personalizado”.
Potencial aplicación en la práctica clínica
Los investigadores señalan que la prueba podría incorporarse fácilmente en el control prenatal de rutina, ya que solo requiere una muestra de sangre materna y no necesita equipamiento complejo. Además, su costo proyectado sería accesible, lo que facilitaría su implementación en centros de atención primaria.
Sin embargo, subrayan que se requieren ensayos clínicos a gran escala antes de su aprobación definitiva. Actualmente, el equipo se encuentra realizando estudios multicéntricos en Europa y América Latina para validar su eficacia y seguridad.
Implicaciones para la salud materna y neonatal
Detectar la preeclampsia de forma temprana permitiría prevenir complicaciones graves como Eclampsia, Síndrome HELLP, restricción del crecimiento fetal y partos prematuros. También reduciría las hospitalizaciones prolongadas y los costos asociados al manejo de emergencias obstétricas.
La Sociedad Internacional para el Estudio de la Hipertensión en el Embarazo (ISSHP) ha calificado este tipo de herramientas de “potencial cambio de paradigma” en la atención prenatal.
“No solo salvaría vidas, sino que mejoraría la calidad del seguimiento prenatal y disminuiría la ansiedad de las pacientes”, señala el Dr. Sánchez.
Un futuro prometedor
Si los estudios confirman su eficacia, esta prueba podría incorporarse en los protocolos de tamizaje del primer trimestre, junto con la ecografía y los análisis sanguíneos habituales. Los expertos coinciden en que el impacto podría ser especialmente significativo en regiones donde la preeclampsia sigue siendo una causa frecuente de mortalidad materna.
Aunque aún está en fase de validación, este avance ofrece una nueva esperanza en la lucha contra una de las complicaciones más peligrosas del embarazo.