En los últimos años, los avances en genética han permitido detectar y prevenir numerosas enfermedades hereditarias antes del nacimiento. Sin embargo, la idea de los llamados “bebés de diseño” sigue siendo más una fantasía que una posibilidad científica real. Los especialistas advierten que los análisis genéticos no pueden modificar la naturaleza humana ni garantizar características específicas en un bebé.
Una promesa exagerada
Algunas compañías de biotecnología han sugerido que, mediante el análisis del ADN embrionario, sería posible “elegir” rasgos como la inteligencia, el color de ojos o la estatura. No obstante, los genetistas aclaran que la mayoría de los rasgos humanos son el resultado de la interacción compleja entre miles de genes y el ambiente, por lo que su predicción o modificación es actualmente inviable.
El Dr. Denis Sánchez, ginecólogo en Quito, explica que las pruebas genéticas disponibles se utilizan principalmente para identificar riesgos de enfermedades hereditarias o alteraciones cromosómicas, no para “crear” bebés con características personalizadas. “La genética médica busca prevenir, no diseñar”, enfatiza el especialista.
Qué sí y qué no puede hacer la genética actual
Los estudios genéticos preimplantacionales permiten detectar síndromes como el de Down, Tay-Sachs o fibrosis quística antes de la implantación del embrión, ofreciendo a los padres información valiosa para la toma de decisiones.
Sin embargo, no existe tecnología capaz de garantizar rasgos físicos o cognitivos específicos, ni herramientas seguras de edición genética que puedan aplicarse con fines reproductivos.
Modificar genes en embriones humanos implicaría intervenir en la línea germinal, algo que está prohibido o fuertemente regulado en casi todos los países por sus riesgos éticos, biológicos y sociales.
Factores que influyen más allá del ADN
El desarrollo de una persona depende no solo de su código genético, sino también de factores ambientales, nutricionales y emocionales durante la gestación y la infancia.
Incluso con un conocimiento genómico completo, no se puede predecir el comportamiento, la personalidad ni la inteligencia, ya que estos rasgos están determinados por miles de interacciones entre genes y entorno.
La frontera ética
Los debates sobre la “genética del diseño” han despertado preocupaciones éticas profundas. Alterar embriones con fines estéticos o de rendimiento podría abrir la puerta a desigualdades y abusos, además de consecuencias biológicas imprevisibles.
Por ello, la comunidad científica internacional insiste en que la genética debe enfocarse en curar, prevenir y comprender, nunca en seleccionar o fabricar seres humanos “a medida”.
Un mensaje claro para los futuros padres
El Dr. Denis Sánchez recomienda a los padres interesados en pruebas genéticas que se informen con profesionales calificados y eviten caer en promesas comerciales sin sustento.
En su consulta ginecológica en Quito, las pruebas genéticas se utilizan para brindar tranquilidad y acompañamiento médico basado en evidencia, no para crear expectativas irreales.
“La genética es una herramienta poderosa para cuidar la salud, no para desafiar la naturaleza”, afirma el Dr. Sánchez. “La ética y la ciencia deben ir siempre de la mano”.
📌 Conclusión
Los análisis genéticos son hoy un aliado esencial en la prevención de enfermedades hereditarias, pero no pueden diseñar seres humanos según deseos específicos. El conocimiento genético debe usarse con responsabilidad, centrado en la salud, la vida y la dignidad.
