La preeclampsia sigue siendo una de las principales causas de complicaciones graves durante el embarazo. Aunque puede parecer un cuadro silencioso al inicio, sus consecuencias pueden ser fatales tanto para la madre como para el bebé si no se detecta y trata a tiempo. Conocer sus síntomas es fundamental para actuar de inmediato y prevenir desenlaces graves.

¿Qué es la preeclampsia?

La preeclampsia es un trastorno hipertensivo del embarazo que generalmente se presenta después de la semana 20 de gestación. Se caracteriza por el aumento de la presión arterial y la presencia de proteína en la orina (proteinuria), aunque también puede manifestarse con signos de daño en órganos como el hígado, los riñones o el sistema nervioso central.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la preeclampsia afecta entre el 2 y el 8 % de los embarazos a nivel global y es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna y neonatal, especialmente en países en vías de desarrollo.


Síntomas de preeclampsia que no se deben pasar por alto

Aunque algunas mujeres no presentan síntomas evidentes, en la mayoría de los casos la preeclampsia puede alertar con signos específicos. Estos son los principales:

1. Presión arterial elevada

Una presión arterial mayor a 140/90 mmHg en dos mediciones separadas con al menos cuatro horas de diferencia es un signo clave.

2. Dolores de cabeza intensos y persistentes

Los dolores que no ceden con analgésicos comunes y que se sienten como una presión en la cabeza deben ser motivo de consulta inmediata.

3. Cambios en la visión

Visión borrosa, luces intermitentes o pérdida temporal de la visión pueden indicar afectación cerebral.

4. Dolor abdominal en el cuadrante superior derecho

Este dolor, debajo de las costillas, puede estar relacionado con inflamación hepática, típica de casos avanzados.

5. Náuseas o vómitos inusuales en etapas avanzadas del embarazo

Especialmente si se acompañan de otros síntomas.

6. Disminución en la cantidad de orina

Puede ser un signo de afectación renal.

7. Hinchazón repentina en cara, manos o pies

Aunque el edema es común en el embarazo, una hinchazón brusca puede ser señal de alarma.


¿Quiénes tienen mayor riesgo?

La preeclampsia puede afectar a cualquier embarazada, pero hay ciertos factores de riesgo que deben tomarse en cuenta:

  • Primer embarazo

  • Edad materna mayor de 35 años

  • Embarazos múltiples (gemelos, trillizos)

  • Antecedentes de preeclampsia en embarazos anteriores

  • Hipertensión arterial crónica

  • Diabetes, enfermedades renales o autoinmunes

  • Obesidad


¿Qué hacer ante la sospecha de preeclampsia?

Ante la presencia de alguno de estos síntomas, es fundamental acudir de inmediato al ginecólogo o centro de salud. El diagnóstico se realiza mediante controles de presión arterial, análisis de orina y exámenes de laboratorio. En muchos casos, el seguimiento puede hacerse de forma ambulatoria, pero si la preeclampsia es grave, puede requerirse hospitalización o incluso parto anticipado.

El manejo oportuno mejora considerablemente el pronóstico tanto para la madre como para el bebé.


¿Se puede prevenir la preeclampsia?

Aunque no siempre es posible prevenirla, hay medidas que ayudan a reducir el riesgo:

  • Controles prenatales regulares

  • Monitoreo de la presión arterial

  • Mantener un peso saludable

  • Reducir el consumo de sal y azúcares

  • Ingesta de ácido fólico y calcio según indicación médica

En algunos casos de alto riesgo, se puede indicar tratamiento preventivo con aspirina en dosis bajas desde el primer trimestre, siempre bajo supervisión médica.


Conclusión

Reconocer los síntomas tempranos de preeclampsia puede marcar la diferencia entre un embarazo saludable y una urgencia obstétrica. Toda embarazada debe estar informada y acudir a sus controles prenatales con regularidad. Ante cualquier signo de alarma, buscar atención médica inmediata es la mejor decisión para proteger su vida y la del bebé.