La influenza continúa siendo una de las infecciones respiratorias más frecuentes a nivel mundial y, en mujeres embarazadas, representa un riesgo mayor que en la población general. Cada año, durante las temporadas de mayor circulación viral, se observa un incremento de consultas médicas, hospitalizaciones y complicaciones asociadas a esta enfermedad en gestantes.
A pesar de que la vacunación contra la influenza es una recomendación ampliamente respaldada por la evidencia científica, todavía existen dudas, temores y desinformación que llevan a muchas mujeres a postergar o rechazar esta medida preventiva. En el contexto actual, reforzar la información clara y basada en evidencia resulta fundamental.
Embarazo e influenza: una combinación de mayor riesgo
Durante el embarazo se producen cambios fisiológicos normales en el sistema inmunológico, cardiovascular y respiratorio. Estos cambios permiten el adecuado desarrollo del embarazo, pero al mismo tiempo pueden hacer que ciertas infecciones respiratorias, como la influenza, evolucionen de manera más severa.
Las mujeres embarazadas tienen mayor probabilidad de presentar:
-
Cuadros respiratorios más intensos
-
Fiebre alta persistente
-
Mayor riesgo de hospitalización
-
Complicaciones obstétricas asociadas
Además, la inflamación sistémica y la fiebre pueden tener un impacto indirecto en el bienestar fetal, especialmente si no se realiza un control médico oportuno.
Posibles complicaciones durante el embarazo
La influenza en el embarazo no debe considerarse una infección banal. Diversos estudios han demostrado su asociación con:
-
Mayor riesgo de parto prematuro
-
Descompensaciones maternas, especialmente en mujeres con enfermedades previas
-
Incremento de consultas de emergencia
-
Mayor uso de hospitalización durante la gestación
Estos riesgos explican por qué la prevención adquiere un papel central en el control prenatal moderno.
La vacunación como pilar de prevención
La vacuna contra la influenza recomendada durante el embarazo es una vacuna inactivada, es decir, no contiene virus vivos y no puede causar la enfermedad. Su uso en gestantes ha sido ampliamente estudiado durante años, demostrando un perfil de seguridad sólido.
Las recomendaciones médicas actuales indican que la vacunación puede realizarse en cualquier trimestre del embarazo, siempre bajo orientación profesional.
Beneficios para la madre y el bebé
Uno de los aspectos más importantes de la vacunación es que sus beneficios no se limitan únicamente a la madre. Entre los principales beneficios se encuentran:
-
Reducción significativa del riesgo de influenza grave en la gestante
-
Disminución de hospitalizaciones relacionadas con infecciones respiratorias
-
Transferencia de anticuerpos al feto, que ayudan a proteger al recién nacido durante sus primeros meses de vida
Este último punto es especialmente relevante, ya que los recién nacidos no pueden recibir la vacuna de forma inmediata y dependen de la inmunidad materna.
Mitos frecuentes que aún persisten
A pesar de la evidencia disponible, todavía circulan mitos que generan preocupación innecesaria, como la creencia de que la vacuna puede causar influenza, afectar al bebé o provocar malformaciones. Estas afirmaciones no tienen sustento científico.
La información médica confiable y la orientación profesional son claves para tomar decisiones informadas y seguras durante el embarazo.
Importancia del control prenatal y la orientación médica
Cada embarazo es único. Por ello, el control prenatal permite evaluar el estado de salud de la madre, resolver dudas sobre la vacunación y establecer el mejor momento para su aplicación. La prevención siempre debe formar parte de una atención ginecológica y obstétrica integral.
En un escenario donde la influenza sigue circulando activamente, la vacunación continúa siendo una herramienta esencial para proteger la salud materna y fetal, reducir complicaciones y contribuir a un embarazo más seguro.