En las últimas semanas, clínicas privadas en Quito han reportado un incremento notable de mujeres embarazadas que buscan realizarse ecografías fuera del sistema público. La principal razón: los tiempos de espera prolongados, especialmente para estudios clave como la ecografía genética del primer trimestre, la ecografía morfológica y los controles del segundo y tercer trimestre.
Según testimonios de pacientes, algunas citas en el sistema público pueden demorarse semanas, lo que retrasa evaluaciones esenciales para el bienestar de la madre y del bebé. Este retraso genera ansiedad en las gestantes, quienes optan por acudir a centros privados donde la atención suele ser más rápida, personalizada y con equipos de última generación.
En Quito, especialistas como el Dr. Denis Sánchez, ginecólogo y obstetra, explican que la ecografía oportuna es crucial para detectar marcadores tempranos, evaluar el crecimiento fetal, revisar el líquido amniótico y vigilar el bienestar del bebé. “Una ecografía retrasada puede impedir que diagnostiquemos alteraciones a tiempo. Las pacientes buscan seguridad, imágenes claras y resultados inmediatos”, señala.
Además del factor tiempo, muchas mujeres valoran la calidad de imagen que ofrecen los equipos privados, especialmente la ecografía emocional o hiperrealista 8K, que permite observar con detalles excepcionales el rostro del bebé y genera un fuerte vínculo emocional con la familia.
También influye la posibilidad de recibir explicaciones detalladas durante la consulta, recomendaciones personalizadas y seguimiento continuo. Frente a la saturación del sistema público, la atención privada se convierte en una alternativa cada vez más frecuente y accesible.
Los especialistas recomiendan que, independientemente del lugar donde se realice la ecografía, las gestantes mantengan un control prenatal constante y no retrasen exámenes importantes. “Lo fundamental es que la paciente se sienta tranquila y acompañada durante todo el embarazo”, añade el Dr. Sánchez.