Un creciente número de adolescentes acude a consulta ginecológica con síntomas compatibles con el síndrome de ovario poliquístico (SOP), una condición hormonal que puede afectar la ovulación, el metabolismo y la salud emocional. Especialistas advierten que el diagnóstico oportuno es clave para prevenir complicaciones a largo plazo.
📈 Aumento de casos en jóvenes
Durante el último año, clínicas y centros de salud han registrado un incremento notable en consultas por irregularidades menstruales, acné persistente y aumento de peso en adolescentes. Estos signos, explican los expertos, pueden estar asociados al SOP, una de las alteraciones endocrinas más frecuentes en mujeres en edad fértil.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que entre 8 % y 13 % de las mujeres jóvenes podrían presentar el síndrome, aunque muchas permanecen sin diagnóstico debido a la variabilidad de los síntomas.
⚕️ Factores que influyen
Los especialistas atribuyen este aumento a cambios en los estilos de vida, el estrés, la alimentación ultraprocesada y el sedentarismo, además de una mayor conciencia sobre la salud menstrual que lleva a las jóvenes a buscar atención médica más temprano.
El desequilibrio hormonal típico del SOP implica niveles elevados de andrógenos (hormonas masculinas) y resistencia a la insulina, lo que puede afectar la función ovárica y provocar la formación de múltiples quistes en los ovarios.
🩺 Diagnóstico temprano y abordaje integral
El diagnóstico del SOP combina la historia clínica, exámenes hormonales y ecografía ovárica. La detección precoz permite regular los ciclos menstruales, prevenir la resistencia a la insulina y evitar complicaciones futuras como infertilidad o diabetes tipo 2.
El Dr. Denis Sánchez, ginecólogo en Quito, enfatiza que el manejo debe ser integral:
“El tratamiento no se centra solo en los quistes ováricos. Es necesario equilibrar las hormonas, mejorar la nutrición y acompañar a la paciente en su desarrollo físico y emocional.”
💬 Educación y prevención
El especialista recomienda que las familias observen los primeros signos de alarma, como ausencia de menstruación por más de tres meses, vello facial excesivo o acné severo, y consulten a un ginecólogo.
Además, recuerda que una alimentación balanceada, actividad física regular y seguimiento médico pueden mejorar significativamente la evolución del síndrome.
