En Ecuador, la cirugía de labios menores —conocida médicamente como ninfoplastia— ha dejado de ser un tema tabú. Durante el último año, clínicas privadas han reportado un crecimiento sostenido en la demanda de esta intervención, sobre todo cuando se realiza con láser ginecológico.

Aunque muchos aún creen que se trata de una operación puramente estética, especialistas aclaran que la mayoría de casos tienen motivaciones funcionales.

“El roce constante, la irritación crónica o el dolor durante las relaciones sexuales son algunas de las razones más frecuentes por las que una paciente consulta”, señala el ginecólogo Denis Sánchez, quien realiza estos procedimientos en Quito con tecnología láser de última generación.


“No lo hice por estética, lo hice por comodidad”

Ana M., de 29 años, fue una de las mujeres que decidió operarse tras años de molestias al montar bicicleta y usar ropa interior ajustada. “Pensaba que era algo normal hasta que supe que tenía hipertrofia de labios menores. Me operé con láser, fue ambulatorio, y no tuve complicaciones”.

Como ella, muchas pacientes descubren que los síntomas que padecen tienen solución. Lo que antes podía considerarse “un tema íntimo que debía soportarse”, hoy se aborda de forma profesional y segura.


Tecnología láser: menos trauma, más precisión

La diferencia entre la ninfoplastia convencional y la realizada con láser es clave. El uso de láser de diodo permite cortes finos, menos sangrado, menor riesgo de infección y una recuperación más rápida. En muchos casos, el procedimiento no requiere hospitalización.

El tiempo quirúrgico rara vez supera los 60 minutos, y la paciente puede irse a casa el mismo día.


¿Quiénes pueden acceder a esta cirugía?

Contrario a lo que se piensa, no existe una única edad ideal. Aunque muchas mujeres lo consideran después de los partos, otras lo solicitan en la adolescencia tardía o en la adultez por razones funcionales.

“No se trata de una moda ni de presión estética. Muchas pacientes tienen infecciones recurrentes, sienten dolor al caminar o tienen problemas de autoestima. Lo importante es que reciban una evaluación ética, sin juicios”, explica el Dr. Sánchez.


¿Y los riesgos?

Como toda cirugía, existen riesgos. Sin embargo, cuando la intervención es realizada por un profesional capacitado y con tecnología adecuada, las complicaciones son mínimas.

Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran inflamación leve, sensibilidad aumentada o disminuida en los primeros días y, raramente, cicatrización asimétrica.

El postoperatorio incluye reposo relativo, higiene específica y abstención sexual durante al menos 3  semanas.


Un cambio de enfoque

Lo que esta tendencia demuestra es que la salud íntima ya no es un tema silenciado. Cada vez más mujeres toman decisiones informadas sobre su cuerpo, rompiendo con prejuicios heredados.

“Decidir sobre mi cuerpo y sentirme bien no tiene nada de superficial. Es libertad”, resume Camila R., paciente de 34 años, que tras una ninfoplastia con láser asegura haber recuperado no solo comodidad, sino también confianza.


Nota del editor: Este artículo fue elaborado con fines informativos. Toda cirugía debe ser evaluada individualmente por un profesional de salud.