El flujo vaginal es una secreción fisiológica esencial para la salud íntima de la mujer. Ayuda a mantener la vagina limpia, lubricada y protegida frente a infecciones. Sin embargo, cuando cambian su color, consistencia o aroma, puede ser una señal de alteración que conviene observar.
Esta guía ofrece una visión clara y actualizada sobre los tipos de flujo, sus posibles causas y en qué momento se recomienda consultar al especialista.
¿Qué es el flujo vaginal?
El flujo vaginal está compuesto por secreciones de las glándulas del cuello uterino, células del revestimiento vaginal, microorganismos y líquido cervical. Su apariencia puede variar de manera natural a lo largo del ciclo menstrual, el embarazo o incluso por cambios hormonales relacionados con la edad.
Colores del flujo: qué significa cada uno
⚪ Blanco o transparente
Es el más común y suele indicar un entorno vaginal saludable. Si es elástico y sin olor, es típico de la fase ovulatoria.
Puede no ser normal si es espeso, grumoso y se acompaña de picazón, lo cual podría indicar una infección por hongos (candidiasis).
🟡 Amarillo
Un flujo ligeramente amarillento puede aparecer sin que haya patología, especialmente al secarse en la ropa interior.
Motivo de consulta si tiene mal olor, es espeso o se acompaña de síntomas como ardor o escozor, pues podría tratarse de una vaginosis bacteriana o una infección de transmisión sexual (ITS).
🟢 Verde
Generalmente es anormal. Este color se asocia a infecciones como la tricomoniasis, y puede ir acompañado de mal olor y molestias genitales.
🔴 Marrón o con sangre fuera del ciclo
Puede aparecer al inicio o final de la menstruación. Sin embargo, si ocurre fuera del periodo, puede indicar alteraciones hormonales, pólipos cervicales o problemas endometriales que requieren evaluación médica.
⚫ Gris
Es característico de la vaginosis bacteriana, sobre todo si el olor es intenso, similar al del pescado. En estos casos, el tratamiento médico es necesario.
Otros signos de alerta en el flujo vaginal
Aunque el color es un indicador importante, también deben observarse otros aspectos del flujo como:
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Cambio en el volumen o la frecuencia
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Mal olor persistente
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Picazón, ardor o molestias al orinar
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Dolor durante las relaciones sexuales
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Presencia de fiebre o dolor pélvico
Causas comunes del flujo anormal
Algunas causas frecuentes incluyen:
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Candidiasis vaginal
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Vaginosis bacteriana
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Infecciones de transmisión sexual (tricomoniasis, gonorrea, clamidia)
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Cambios hormonales
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Uso de productos irritantes (jabones, duchas vaginales)
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Objetos olvidados en la vagina (como tampones)
¿Cuándo acudir al ginecólogo?
Se recomienda evaluación médica cuando:
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El flujo tiene un color, olor o textura inusual y persiste más de tres días
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Se acompaña de síntomas como dolor, fiebre o sangrado
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Se repiten episodios de flujo anormal con frecuencia
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Hay sospecha de una ITS
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Durante el embarazo, cualquier alteración del flujo debe ser valorada
Prevención y autocuidado
Algunas medidas básicas pueden contribuir a mantener la salud vaginal:
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Evitar duchas vaginales y jabones perfumados
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Usar ropa interior de algodón
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Mantener una correcta higiene diaria (solo con agua y jabón neutro externo)
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Cambiar frecuentemente compresas o protectores diarios
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Usar preservativo en relaciones sexuales
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Realizar controles ginecológicos regulares
Conclusión
El flujo vaginal es una manifestación natural del cuerpo femenino y un indicador útil del estado de salud íntima. Conocer sus variaciones normales y anormales permite actuar a tiempo ante una posible infección u otra condición médica.
Reconocer las señales de alerta y acudir al especialista puede prevenir complicaciones, mejorar la calidad de vida y fomentar el autocuidado responsable.